Con Ann ya en el quirófano, lo que siguió fue una larga espera para Robin. Mucho más larga que cuando habían nacido Jessica o Collin. Ellos dos habían llegado en minutos, este niño (o niña) se estaba tomando su tiempo, mientras la nieve seguía cubriendo Aurora Skies, como los días anteriores, como casi todos los días de aquel tumultuoso invierno de 2016.
Al fin, tras varias horas de impaciente espera, salió
Ann, llevando en brazos a una niña. Su recién nacida hija, Wanda Crane.
Y luego salió Robin cargando a su hermana, Carrie
Crane. Sip, Ann y Robin no habían tenido sólo una niña, sino dos gemelas! Bueno, al menos el tema de quién sería el sucesor quedaba
cancelado. A menos que Ann cambiara de parecer y decidiera que una niña no podía
ser la heredera, y entonces sin duda, sería Jessica, la mayor de las tres.
Ninguno de los dos habló mucho por el camino. Ann no
estaba molesta, sólo soñolienta. Robin igual, moría de sueño y todo lo que
deseaba era llegar a casa y dormir por horas, días de ser posible, pero si con
una bebé dormir era difícil, ¿con tres? Era poco probable.
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